Si la historia nos ha enseñado algo es que se basa en una constante, un concepto en el que, precisamente, también descansa gran parte del fenómeno musical: la repetición. Desde que tenemos conocimiento, somos conscientes de que la naturaleza se replica y de que la historia se repite.
El siglo XX ha sido el siglo de la explosión de la comunicación y la diversificación del arte. Sin embargo, sus comienzos han sido tenebrosos y tristes. Este ya no tan nuevo siglo rememora las viejas grandes incertidumbres sobre el futuro. Miramos atrás y, por mucho que volvamos la vista, seguimos teniendo los mismos miedos, las mismas ambiciones, la misma incertidumbre.
Preludio y ocaso es una evocación, un presentimiento o simplemente una manifestación más de la inevitable debilidad humana, que nos hace replicarnos a lo largo de la historia.
Como sugerencia, se puede usar una primera de tensión más baja para equilibrar las diferencias de tensión derivadas de la afinación.