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Pequeños detalles, grandes errores (3.ª parte)

¡Hola! Vuelvo por todo lo alto:

Vengo a alegrarte el lunes con uno de esos truquitos que te encantan, porque traigo la respuesta a una pregunta que estoy segura que te has hecho alguna vez.

Ya… también estoy segura de que preferirías una torrija, pero bueno, ¡a tanto no llego!

Si yo te digo: «Debo de estudiar». Tú, ¿qué me dirías? ¿Que tú también?

Pues si fuera al revés y tú me dijeras eso, mi respuesta sería clara: «NO debes de estudiar, debes estudiar».

¿Sabes que hay una diferencia significativa entre deber de y deber, a secas? Y no, no es que deber de sea un mal uso del verbo deber, sino que, simplemente, son distintos.

Mientras que deber marca una obligación: Debo levantarme más temprano si quiero empezar con el repaso de los temas, deber de marca una suposición, algo que se deduce de una situación determinada: Con todo lo que estudias, debes de estar bastante cansada.

Así que cuidado con utilizar la preposición de cuando no conviene, porque puede suponer un cambio de significado importante. No es lo mismo decir:

Debe de ser aquí = intuyo que este es el sitio, porque he seguido las indicaciones y me han llevado hasta este lugar.

Debe ser aquí = me gusta este lugar y quiero que el evento se celebre aquí.

Como ves, puedes decir algo completamente distinto añadiendo una simple preposición. Para que esto no pase, además de tener en cuenta la explicación que te acabo de dar, te propongo una solución todavía más sencilla: no utilizar nunca la preposición.

Lo más correcto, con la norma en la mano, es hacer tal y como te he dicho, pero oye, en caso de duda, omitimos la preposición y dejamos que el contexto haga su magia ✨. Así lo dice la propia RAE.

Pero bueno, cuanto más claro se lo dejemos al lector, mejor. Como siempre digo, lo más importante de un texto es que el mensaje se entienda bien (¡y que no tenga faltas de ortografía, claro!).

Ale, ¡¡caña al boli!! Que esto se pone serio. 🚀