¡Feliz año y feliz vuelta a la realidad! Adiós a las reuniones familiares y con amigos, adiós a comer sobras de la noche anterior durante tres días… ¡qué poco dura lo bueno!
Dicen que segundas partes nunca fueron buenas, pero no creo que este sea el caso. Para ir volviendo a la rutina poco a poco, y para que perfecciones todavía más esos simulacros que seguro ya estás haciendo, te traigo una segunda entrega de: «Pequeños detalles que son grandes errores».
Porque, si ya de por sí era grave confundir estas dos palabrejas que acabo de escribir (sí vs. si), no te quiero contar el terror que supone encontrarse con una coma asesina.
Sí, has oído bien. ¿Sabes a qué me refiero?
También llamada «coma criminal» (término menos dramático), se trata de aquella coma que colocamos erróneamente entre el sujeto y el verbo.
El tema de la coma da para mucho; no es por nada, pero su uso no es tan sencillo como podríamos creer en un principio. Nada de: Mmh, aquí haría yo una pausa en la lectura, ¡voy a plantar una coma!
La coma es un signo ortográfico y muchas veces no se corresponde con las pausas que hacemos naturalmente al leer.
Volviendo al tema, hay algunas comas que son prescindibles, pero otras son realmente una falta grave. Como nuestra coma asesina.
Nunca, nunca, ¡NUNCA! debe separarse el sujeto del verbo ni el verbo de su objeto con una coma:
Las competencias clave, están vinculadas con los retos del siglo XXI. ❌
La coma solo aparecerá después del sujeto (u objeto) si esta sirve para introducir un inciso, es decir, una aclaración o información adicional. En ese caso, vemos que no aparece una única coma, sino dos:
Las competencias clave, recogidas en el perfil de salida, están vinculadas con los retos del siglo XXI. ✅
¡Por un 2025 libre de crímenes en forma de coma! 🥳
Lee, escribe, y ¡cómete ese trocito de roscón que te está llamando a gritos!