Vamos con la segunda: ¿qué hacemos cuando nos asaltan pensamientos recurrentes que no nos dejan pensar en nada más?
Es habitual que, ante una situación de tensión mental como, sin duda, es la preparación de oposiciones, te sientas a veces agobiado/a por pensamientos del tipo «aydios, no me da tiempo a estudiar todo» o «no voy a poder» o «me van a traicionar los nervios y la voy a cagar». También es posible que tu cabeza se ponga a repetir incansablemente algún contenido de lo que estás estudiando, a pesar de que tú quieres avanzar. Es normal que te ocurra durante el tiempo de estudio, cuando cambies de actividad e incluso a la hora de dormir. Es muy molesto y desgastante.
Debes entender que es normal que tu cabeza vaya por su cuenta. No pasa nada, siempre que aprendas a gestionarlo. Vamos a intentarlo juntos.
Como primera medida: NO LUCHES CONTRA ESOS PENSAMIENTOS, deja de hacerles caso. Puedes conseguirlo con alguno de estos ejercicios:
– Deja la mente en blanco durante algunos minutos, centrándote en la respiración consciente.
– Fija la atención y la vista en algún objeto físico cercano, obsérvalo desapasionadamente y controla la respiración. Trata de que sea un objeto simple, con poca carga emocional. ¡No te pongas a mirar el móvil!
– Para un rato el estudio, apunta el contenido que se está repitiendo en tu cabeza y vuelve al presente respirando profundamente varias veces.
– Haz una cuenta atrás en voz alta o mentalmente, al ritmo de tu respiración, desde 100 a 0.
Las emociones, así como los pensamientos obsesivos, se pueden abordar de dos maneras: nos dejamos llevar y, entonces, la emoción se apodera de nosotros y nos hace perder el control… o bien observamos dicha emoción como si estuviéramos fuera de ella.
«Qué lista y … ¿eso cómo se hace?»
Lo primero es dirigirte hacia tu interior. Cierra los ojos y deja espacio a esa emoción, concéntrate en ella. Es una emoción, simplemente, no tiene por qué convertirse en real. Mientras lo haces, respira acompasadamente, como hemos visto en el post anterior. Ahora, abre los ojos y vuelve al presente.
Ha desaparecido, ¿verdad?
Pues ya puedes continuar estudiando. ¡Venga, que tú puedes!