Entrevistamos a Karolis Biveinis, el profesional que está detrás de nuestro servicio de transcripción de partituras. Karolis es pianista y compositor, y cuenta con una biografía digna de admiración (podéis verla en su web). Con él hablamos acerca de este servicio, de la profesión de copista de música, y de algunas curiosidades sobre el oficio.
Una charla muy interesante que nos acerca a esta profesión tan desconocida, pero tan necesaria en el mundo de la música.
Hablemos sobre el servicio de Transcripción de partituras en Dos Acordes, ¿puedes resumirnos tu trabajo?
Mi trabajo consiste en diferentes tareas: por un lado, pasar las partituras de un manuscrito enviado por el cliente a un programa de notación, maquetarlo según los estándares de la edición y preparar el archivo para la imprenta. También, como pianista y compositor, a veces sugerir y/o corregir algunas cuestiones técnicas o de comodidad para la futura lectura de la partitura. Hay veces que recibo la partitura ya en formato digital, por lo tanto empiezo directamente con la maquetación.
Por otro lado, también ofrecemos el servicio de la transcripción musical de una grabación (sobre todo de las canciones): en este caso me encargo de transcribir la melodía y el acompañamiento desde una grabación y modificarlos según la petición del cliente (transportar a otra tonalidad, simplificar, etc.).
Sabemos que es un trabajo de fondo, ¿cuánto tiempo puede llevar una transcripción de una partitura?
Es algo muy relativo. Una hoja de un A4 puede transcribirse tanto en 10 minutos como en 1 hora. Todo depende de la dificultad de la partitura. Me refiero a que cuantas más anotaciones tenga (diferentes voces, dinámicas, articulaciones, textos de expresión y de la técnica) – más tiempo requerirá para ser digitalizada y maquetada. Lo más difícil es la música contemporánea, porque muchas veces requiere una notación compleja, como la ausencia de compás, inserción de imágenes y símbolos especiales, espaciados, pentagramas ocultos y mucho más.
En la actualidad existen una amplia variedad de programas de partituras, ¿puedes hablarnos sobre ellos?, ¿cuáles son sus principales ventajas?
Hoy en día el trabajo de un copista de música es mucho más fácil que de antaño. Sobre todo porque existe la posibilidad de insertar notas utilizando un teclado MIDI y la combinación de teclas ctrl+z. Sin embargo, los programas de notación musical no lo hacen todo: hay muchísimo trabajo que se hace manualmente para que la partitura quede en un estado lo más óptimo posible. Además, todos los programas tienen algunos errores técnicos todavía sin solucionar y es muy importante conocerlos para no tener sorpresas.
¿Mi favorito? Sin duda, Sibelius. Ventajas: entorno intuitivo, inserción de notas, edición y maquetación rápidas y estables. También me gustaría mencionar a MuseScore, es un programa gratuito y de libre desarrollo con un funcionamiento bastante similar al de Sibelius y también me gusta mucho.
¿Puedes hablarnos acerca de algunos de tus trabajos en concreto?
Es interesante y emocionante trabajar en ediciones históricas y disponer de manuscritos (aun siendo escaneados) de compositores como Enrique Granados, José Fernández Vide o Gaspar Esmit; participar en el proceso de publicación de partituras de patrimonio cultural, como del compositor Henrique Otero Covelo; y, por supuesto, formar parte de la divulgación de obra nueva de compositores y compositoras contemporáneos.
Profesión de copista de música
Centrándonos en la profesión, ¿qué crees acerca del aprecio y conocimiento del oficio por parte de los músicos?
Creo que cada vez hay más aprecio y más conocimiento sobre el oficio. Al intentar digitalizar una partitura las personas se dan cuenta de cuánto trabajo y conocimiento requiere esto. Y a todos los músicos nos gusta disponer de una partitura bien hecha y cómoda para leer. Algunas veces se trata de detalles aparentemente de poca importancia, pero que son clave para una edición profesional. «La importancia reside en los detalles» – nunca mejor dicho.
Y, ¿puedes hablarnos acerca de la actitud de los autores ante las correcciones del especialista?
Es un proceso de aprendizaje en ambas direcciones. Hay sugerencias que propongo, y hay otras que recibo. Y, tanto yo, como los autores, las agradecemos. De momento todas las colaboraciones han sido fructíferas.
¿Qué cualidades consideras que debe tener un buen «transcriptor»?
Primero, conocer y manejar a fondo los principales programas de notación musical. Segundo, ser perfeccionista pero no obsesionarse, ya que en el oficio de un copista hay dos factores importantes: el resultado y el tiempo.
Historia de la profesión
El pasado viernes publicamos un artículo con un pequeño resumen sobre la historia de los «copistas de música», ¿cómo ves la evolución de estos profesionales a lo largo de la historia?
Por cierto, un artículo muy interesante. Lo que ha ido cambiando es el modo de elaboración de partituras (la tecnología): empezando por la copia manual, más tarde, el uso de estampación y maquinaria laboriosa. Los profesionales del oficio se iban adaptando a estas diversas herramientas y lo hemos hecho hasta hace muy poco cuando llegaron los ordenadores. Lo que no ha cambiado tanto desde entonces es el conocimiento teórico del lenguaje musical y su aplicación al oficio.
¿Cómo ha evolucionado la profesión desde los primeros copistas que realizaban sus trabajos a mano, hasta la actualidad?
Positivamente. Ahora la preparación de una partitura puede realizarse mucho más rápido, cómodo, barato y el conocimiento es accesible para cualquiera con una conexión a Internet. Aunque las ediciones y copias manuales son más personales y humanas – reliquias artesanas de los tiempos pasados.